Hace poco realice una Certificación
en LifeCoaching - como dice Fernando Celis CEO de ILCAcademy, Coaching es Coaching
-. Conseguí información muy interesante que me gustaría compartir, específicamente
lo que tiene que ver con las creencias. Y es que estas son reflejo de nuestro
pasado, determinan nuestro presente y futuro, sean buenas o no tan buenas.
Las
creencias son historias, comentarios, pensamientos que hay nos vendió y
nosotros los compramos - lo dijeron y nosotros lo asumimos como cierto -. Esto
suele ocurrir cuando viene de personas influyentes en la mayoría de los casos
(padres, tíos, empresarios, conferencistas, autores de libros, otros).
En las empresas suelen verse
muchas historias, desde la de fundadores (dueños), colaboradores y hasta de
asesores externos. Con regularidad las personas de forma consciente o no, cuentan
sus historias para influir en los criterios / pensamientos de otros. Creo que
es necesario ser muy cuidadoso a la hora de emitir un juicio –sea validado o no
– sobre alguna empresa o persona.
Las situaciones se presentarán
a lo largo de nuestra existencia, buenas y no tan buenas, tenemos el poder de
controlar las emociones “Las situaciones la determinan las emociones”; veamos
de la forma siguiente:
Escucho con frecuencia – y me
pasaba – “es que si él no está bien yo no lo estaré”, “seré feliz cuando me
gane la lotería”, “cuando logre comprar esa casa seré verdaderamente dichoso”,…cuando
cuando cuando….y así muchas otras oraciones.
Reflexiona un poco sobre las
veces que le diste paso a tu imaginación y creaste una película por un mal
gesto o mala mirada – según tú – de algún compañero de trabajo, supervisor o
colaborador., hasta en nuestro núcleo familiar. Es tan simple como eso, lo que
llegamos a imaginar, sin saber que la persona tiene algo que le preocupa o
irrita. Para ello recomiendo comunicación efectiva, llámese efectiva a que sea
oportuna, respetuosa, directa, y desarrollar nuestro observador, es decir,
tener empatía, colocarse en varios puntos de vistas para tener un criterio más
amplio y sensato de lo que ocurre, sin sesgarnos con lo que pensamos como una verdad absoluta.
Si te identificas aunque sea un
poco con lo anterior, te comento, ¿es sano que tu felicidad dependa del estado
anímico de otra persona, o de un bien? ¿Qué nuestra felicidad esté condicionada
a que nuestro país sea pujante y tengamos mejores gobernantes? Creo que se lo
estamos colocando muy difícil a la vida.
¿Qué tal si comenzamos siendo
felices con lo que somos y tenemos?
¿Qué tal si nos
comprometemos en ser cada día mejores y perseguir nuestros sueños?
¿Piensa en lo interesante
que podría ser tu vida si llegases a alcanzar eso que anhelas?
¿Acaso esperas al fantasma
del futuro como a Scrooge en Cuento de Navidad?
Como lo mencioné más arriba,
sin intenciones de fundar criterios o juicios en ti, sólo aportando como un
observador más de este maravilloso mundo. José Guevara.
Excelente.estoy contigo yo creo lo mismo.
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